En mi trayectoria como artista plástica, llego a la conclusión que el arte es el reflejo de la evolución del alma.
Nos comunicamos desde el alma para convivir con la paradoja del camino subjetivo-universal.
La evolución espiritual se desarrolla y se manifiesta en la expresión creativa.
El placer se encuentra en el momento que coincide lo que intuimos con lo que plasmamos.
La puerta de entrada somos nosotros, el poder y las respuestas están dentro nuestro.
Viendo al arte desde este lugar es una herramienta de superación y logros personales.