En la reflexión del video, Julio Cortázar juega con el tiempo: superpone en un presente momentos que, como él dice, ya no existen porque en un segundo serán pasado, juegos interminables del devenir humano.
Esta serie me invitó a tomar múltiples elementos para plasmarlos en un solo instante. Los grabados que hice, en su mayoría monocopias, son trabajos basados en la improvisación, que me permitieron explorar esa superposición de emociones en un presente vertiginoso.
La composición está dada como resultante del placer de jugar con la libre combinación de símbolos referentes a su vida y de emociones que me surgen a partir de esto.
Así como Cortázar habla del muro rescatando una estética urbana, yo busco generar una metáfora visual que condense mi emoción y mi lenguaje visual.
Rebeca Mendoza