Esta charla surge de analizar el abordaje de un lenguaje desconocido que se genera a partir de una necesidad profunda de desarrollar la creatividad.
Cuando sentimos el impulso de pintar, de generar formas, desde un lugar espontáneo, nos encontramos frente a un lenguaje difícil de elaborar. A su vez, se genera un paradigma, ya que la manifestación de un simple impulso podría confundirse con un acto deliberado que podría estar al alcance de cualquiera.
Vale decir que este acto aparentemente sin sentido y de libertinaje es uno de los actos más exigentes al cual nos enfrentamos cuando queremos desarrollar nuestro lenguaje creativo y saber qué es lo que estamos haciendo cuando no sabemos lo que hacemos.
Transitar este camino nos exige romper con nuestros sistemas tradicionales de aprendizaje y de comunicación con nosotros mismos para generar uno nuevo. Todos nosotros nacemos con un potencial, es decir, con una virtud por desarrollar. Esa virtud es una fuerza en potencia, si se quiere encapsulada, que se manifiesta muy tímidamente. Sin embargo, si le damos la posibilidad, comienza a desplegarse y a tomar una identidad que nos sorprenderá y nos guiará en el futuro. En ese despliegue, logramos reconocer parte de nuestra conciencia superior y encontramos el contenido de nuestra manifestación creativa.
Este potencial del que hablamos está en nuestro centro creativo, en nuestro centro vital, y a medida que lo desarrollamos descubrimos gradualmente el lenguaje del alma, una herramienta que nos permite afinar nuestro espíritu y nuestra capacidad para llevarlo a un nivel consciente. El impulso creativo es parte de esta fuerza vital que puja para ser reconocida por nuestra conciencia.
El sistema establecido de aprendizaje tradicional podría entenderse dentro de los términos composición, equilibrio, leyes del color, etc. Estos serían máximas establecidas que nos contienen, que nos marcan una dirección hacia dónde ir, que nos bajan el nivel de ansiedad, ya que trasladan la responsabilidad al exterior, porque la teoría es la que nos marca si lo que hacemos está bien o está mal. Entendiendo esto, si tomamos estas máximas como fines en sí mismas, nos coartarán la posibilidad de conocer nuestro propio sistema, o mensaje. Estos conceptos son constructivos si los utilizamos como condimentos para abonar nuestro camino interno, pero nunca como fines en sí mismos.
Nuestro primer desafío, entonces, es romper con este sistema establecido para generar un nuevo lenguaje y una nueva manera de comunicarnos con nosotros mismos, y así poder saber qué es lo que estamos haciendo cuando sentimos la pulsión de generar sin saber lo que hacemos.
En este nuevo sistema de comunicación, la respuesta acertada surge del artista mismo solo si sabe dialogar con su necesidad y desplegar su potencial.
Si juego a inventar una palabra que resuma este circuito, diría “PIARE”. Esta sería una guía para nuestro nuevo sistema lingüístico.
P: pulsión I: intuición A: acción R: reflexión E: emoción
La pulsión es una necesidad, un impulso que se sirve de la intuición para producir una acción que podemos trabajar a través de la reflexión guidada por nuestra emoción.
Esta sería una manera de describir el nuevo circuito de comunicación que podríamos estar estableciendo para favorecer nuestra nueva forma de comunicarnos con nosotros mismos y de desarrollar nuestro potencial.
En este caso, la necesidad del artista se convierte en el sujeto de su arte. Para que esto suceda, debemos tener nuestro ojo curioso activo y trabajar la aceptación en nuestra búsqueda —búsqueda en la que el proceso es más importante que el resultado final—, ya que desde esta mirada nuestras obras representarán diferentes aspectos de un mismo cuadro, el cual pintaremos durante toda nuestra vida.
¿Quién mejor que el sujeto mismo, que reconoce su propia necesidad de expresión, para decir si se acerca o no a lo deseado? El poder estaría centrado en el propio artista y ya no en las leyes de un libro.
Si queremos anidar en el mundo creativo, debemos correr el riesgo de no tener asegurado un resultado. Lo creativo conlleva lo intuitivo (porque es la inteligencia del universo), la sincronicidad universal. Lo creativo conlleva el rompimiento de las leyes que atentan contra lo nuevo, contra lo orgánico, contra la evolución, contra el descubrimiento. Lo creativo es improvisación sincronizada con la necesidad correcta, en buen tiempo y forma, de acción y emoción.
Jugar con el mundo creativo es derribar la idea de lo imposible para comprender que en la medida en que reconozcamos nuestra necesidad y la nutramos, anidaremos en el mundo de nuestro potencial para crecer sin límites en nuestra expansión de conciencia universal, donde ya no somos uno, sino un todo con el universo.
Guía de preguntas simples y concretas que nos ayudan a dialogar y a encauzar el trabajo.
– ¿Con qué colores quiero pintar?
– ¿Qué herramientas tengo ganas de explorar o podría explorar?
– ¿Qué pasa si exploro el material sin necesidad de crear algo?
– ¿Podría pintar con los dedos? ¿Y con las manos? ¿Y por qué no con un trapo?
– ¿Qué pasa si pinto sobre una hoja mojada? ¿Y si pinto en el piso? ¿En una mesa o en un caballete?
– ¿Dónde estoy más cómodo(a)?
– ¿Qué parte del trabajo me gusta más?
– ¿Me gusta la paleta que utilicé? ¿Me gustaría cambiarla? Y si la respuesta es no sé, ¿qué pasa si pruebo una posibilidad y luego la otra?
– ¿Qué tipo de estructura (dibujo) propone mi trabajo? ¿Es orgánica, geométrica? ¿Qué pasa si giro la mancha y la miro desde diferentes lugares?
– Cuando pinto, ¿siento temor? ¿Me favorece pintar ratos más largos? ¿Qué pasa si pinto en un papel que no me importa y luego lo puedo tirar?
– Si no me gusta lo que manché, ¿qué puedo hacer? ¿Lavar la tela? ¿Se puede? ¿Y si pruebo?
– Si durante una semana pinto sin mirar los resultados, pero investigando las posibilidades del material, ¿me servirá de algo?
Si aprendemos a observar los trabajos con este ojo curioso, comenzaremos a sacarle peso al resultado y a disfrutar del proceso. A su vez, la intuición cobrará fuerza, ya que será ella quien nos guíe en este sistema, y muy lentamente nuestro sistema anterior se irá rompiendo para dialogar desde un lugar nuevo. Desde este lugar de la pregunta, aprenderé a escuchar mi necesidad, y mis trabajos lentamente irán sintonizándose con mi deseo.
Algunas sugerencias de comportamiento
– Bajar las expectativas con respecto a los resultados.
– Poner las expectativas en disfrutar el proceso y desarrollar la curiosidad.
– Jugar para ver qué pasa.
– Romper circuitos de hábitos.
– Experimentar con elementos desconocidos.
– Observar si tengo miedo, si estoy tenso(a) o si tengo mucha exigencia para lograr algo.
– Escuchar exactamente la descripción de lo que siento y darle crédito a mi intuición. Esa voz interna que me susurra hacia dónde se orienta mi deseo es la llave de mi evolución.
RM