La sensación de mar no se conoce hasta no zambullirse en él, pues en el arte pasa lo mismo. Entender el lenguaje puro, ingenuo y poético de una forma me llevó años de trabajo, fue como deshojar una margarita hasta llegar hasta su corazón.
Esta serie, El poema de las formas, tiene la particularidad del blanco. Si bien el blanco aparenta ser fondo, está concebido como espacio activo y fundamental de las formas. Esta serie encierra la pasión por lo natural, lo simple y lo despojado del signo devenido, que emerge de un juego natural y placentero.
Una de las cosas que me cautiva es el grafismo. La simple marca de un lápiz sobre la tela es suficiente para conectarme con un profundo placer estético. Estar en el presente total me genera el clima de trabajo íntimo que me guía en el desarrollo de la serie.
En esta muestra, la simpleza plástica es una de mis metas. No creo que mis palabras estén a la altura, tal vez ni siquiera debería traducir en palabras mis acciones. Simplemente, dejarnos llevar por lo que la imagen nos despierta seria lo ideal.
Entiendo que los pintores somos fundamentalmente el lenguaje del color, pero en esta austeridad que planteo, persigo la sutileza. Un blanco sobre blanco me susurra al punto de no poder callarlo.
Mi pintura es la construcción permanente de símbolos, es el signo del devenir, de la existencia continua. Es una pintura primigenia, iniciadora de mundos que nacen de un acto lúdico. En el juego, la paz, el gozo y la libertad, defino la creación.
El signo en mi obra no está elaborado desde la convención, está encontrado en el resonar interno donde la pasión y el oficio sustentan este balance.
Se podría decir que la palabra y sus significados son estáticos, por eso mi hacer de artista me da la libertad y la actitud moral de trabajar con la improvisación, la mutación y la alquimia en un proceso constante. Si la palabra devino de un trazo y eso generó un lenguaje universal, el sentir actual deviene de imágenes intuitivas en constante transformación.
El pensamiento expansivo e intuitivo me guía y me libera de los referentes para gozar del poema de las formas, que lejos de no ser nada son el fiel retrato de mi más profundo sentir.